lunes, 10 de septiembre de 2007

MUNDO DE CELULARES

¿Cómo puede ser que seamos tan dependientes de un minúsculo aparatito?

Hace unos diez años pocas personas tenían la “suerte” de poseer un celular. De pronto entre los años 2002 y 2005 hubo un “BOOM”. Nuevos aparatos surgieron, junto a nuevos servidores, precios cada vez más accesibles y personas cada vez más neuróticas.

El celular, de medio de comunicación móvil en su inicio, se transformo paulatinamente (?) en un amo de sus dueños, con cámara y MP3 incluidos. Es tanta la fiebre del celular, que incluso niños de jardín poseen su “telefonito”, con filmadora, música y mensajes de texto. Esto último totalmente inútil para ellos, a no ser que sea un pibito súper dotado que ya sabe leer, escribir y manejar un teclado. Pero la cámara y el MP3 son muy necesarios para ellos, sino como filmarían los memorables momentos en que juegan a la masita? O como escucharían el nuevo “hit” de “Patito feo” sin su propio reproductor?

Antes de decía que no se podía caminar y leer al mismo tiempo. Ahora mágicamente, TODOS pueden caminar (e incluso manejar) leyendo o escribiendo algún mensajito. Y de paso, vale decir, asesinando el idioma con sus abreviaturas del tipo “t vo n ksa a ls 4 d la tard y pa dcdir q hacmos a la noch”. Sin palabras.

Todos van dependientes del mini teléfono. Incluso aquellos que decían que jamás comprarían uno, terminaron cediendo ante los poderes del móvil.

Es que sin querer tenemos esa absurda creencia que nos hace sentir necesario ese pequeño artefacto. ¿cómo viva la gente antes del celular? Fácil: existían –y aún existen marginados en las ciudades- los teléfonos públicos.

Hoy en día todo pasa por el celular. Y que desesperación que nos agarra cuando no nos contestan un llamado o un SMS (mensaje de texto). ¿Pasara algo? ¿No me querrá? ¿Estará todo bien? Muchas veces la respuesta es mucho más simple, y nada tiene que ver con los cuestionamientos que nos hacemos: “el crédito disponible es insuficiente para realizar la operación requerida”… ¡si señores! No sólo dependemos del celular: ¡también dependemos de que tenga crédito!

En fin… mi novia me acaba de llamar a mi teléfono de línea para avisar que no me respondía porque no tenía crédito. Ya estoy más tranquilo, y la tranquilidad borro la bronca que inspiro mi rabia contra los celulares… hablando de celulares… ¿dónde deje el mio?

2 comentarios:

Ulises hijo de Angeles dijo...

Hola. Gracias por preguntarse "como puede ser", atento lo lamentable que es que "sea". Un abrazo.

Leila dijo...

Creo que el problema del celular es que cuando toooodos tienen, quedas excluido de la "comunicacion". Hace muchos años Bradbury escribio un cuento respecto de eso. Y tenia razon